Ya sea que eres mamá primeriza o no, la ida a casa es muy emocionante, pero a la vez abrumador.  Todo será diferente porque no tendrás la disponibilidad de las enfermeras para atenderte a ti o el bebé al toque de un botón.

¡Qué maravilloso si para todo fuera así!

Puede que tengas una auxiliar, tu mamá, tu suegra o una combinación de todas las anteriores en casa para estar contigo las primeras semanas.  Por más experiencia que tengan individual o colectivamente, no hay nada como sentirte empoderada para cuidar a tu bebé, especialmente si no tienes quien te acompañe en casa (salvo tu pareja que seguramente trabaja de día).  Entre los cuidados básicos y más importantes para tu bebé recién nacido están:

  1. El cuidado del cordón umbilical (ombligo)

Lo ponemos de número uno porque es prácticamente lo primero que tendrás en mente a la hora de cambiarle el pañal, bañarlo, cambiarlo de ropa, etc. Y nunca falta la típica leyenda urbana de la maternidad: la prima de la amiga de la tía le jaló el cordón muy duro sin querer y el bebé casi se desangra.

Sí, créenos que puede dar miedito al principio y debes pensar, “yo no puedo manipular el cordón como lo hacen las enfermeras o el pediatra”. Primero, tenlo por seguro que sí lo puedes hacer y que por el respeto y miedito que le tienes es difícil que lo puedas lastimar ya que vas a procurar tener sumo cuidado al limpiar/curarlo.

¿Cómo lo haces?

Es importante que sigas las recomendaciones de tu médico antes de salir del hospital, a la mayoría se nos recomienda limpiar el cordón con alcohol al 70% y algodón. La idea es levantar un poco el cordón y limpiar el área alrededor entre 3 y 6 veces al día. Agarras un trozo o una bolita de algodón, lo mojas en el alcohol de 70%.  Luego, levantas un poco el cordón hasta que ver carnecita viva y limpias alrededor buscando sacar los pedacitos secos del cordón que se van desprendiendo. De este modo el cordón se va secando y eventualmente se cae.  Este proceso puede durar entre 7 y 21 días.

Mientras el cordón de tu bebé se caiga procura que el pañal no lo roce. (La mayoría de los pañales desechables para recién nacidos ya vienen con un corte por delante para “chifear” el área del ombligo.  Si usas pañales regulares o de tela puedes doblarlos para que no roce con el ombligo.)  Además, es importante procurar no ponerle ropita que pueda ponerle presión al área umbilical.

  1. El baño

Seguro tendrás diversos consejos en cuanto al baño del bebé, sin embargo, la recomendación general o actual es que el bebé recién nacido se bañe dos o tres veces por semana hasta que empiece a gatear. ¿Por qué? La piel del bebé es muchísimo más sensible que la del adulto por lo que baños diarios o muy seguidos pudiera provocar irritaciones cutáneas como la dermatitis atípica o eccema. (Los bebés de mamás con esta afectación son más propensos a sufrirlo.)  De hecho, según un estudio hecho en el 2007 en el Reino Unido, el porcentaje de bebés con problemas cutáneos se disparó principalmente por un aumento en la cantidad de baños que se les daba.

Para un recién nacido, dos o tres veces a la semana es probablemente suficiente, siempre que mantengas el área del pañal bien limpia y laves sus manos, cuello y rostro varias veces al día.  A menos que haya regurgitado o se haya manchado, el recién nacido no se ensucia mucho.  Pídele a tu doctor que te de su recomendación.

Para los bebés más grandes, el baño puede ser necesario todos los días ya que la hora del baño se convierte en parte de la rutina de la hora de dormir. Puede ser una excelente idea para que tu bebé se relaje y descanse a la noche.

  1. El cuidado de las uñas

Es un proceso muy sencillo pero que a muchos nos da miedo hacerlo, el cuidado de las uñas de nuestro bebé.  En realidad, no hay que hacer nada especial más allá de cortarlas cuando haga falta. Muchos padres creen que no se pueden cortar hasta que los bebés tienen un mes, o una edad específica, pero lo cierto es que no hay una edad mínima para cortar las uñas de un bebé. Es más bien una cuestión de lógica.  Si el bebé tiene las uñas largas pues se cortan, tenga la edad que tenga.

Ahora bien, ¿Cómo hacerlo?  Puede, hacerse con una lima, puede hacerse con unas tijeras de punta redonda e inclusive puedes intentarlo con tus propias uñas,  es mejor hacerlo en algún momento que esté relativamente tranquilo. De todas maneras, tenemos que sujetar bien su mano, no sea que un movimiento nos lleve a cortar lo que no debemos.

  1. Limpiar la nalguita

Lo ideal es que al limpiar las nalguitas del bebé lo hagas con agua y jabón, siempre quedará más limpio que con las toallitas.  La dirección que usemos para limpiar es importante, porque según cómo lo hagamos llevaremos los restos hacia el lugar donde quitamos la mano. Es importante, entonces, hacerlo desde los genitales hasta el ano. De arriba a abajo, para que las heces no vayan hacia los genitales, sino todo lo contrario.

  1. El lavado de la ropa del bebé

Seguro que ya habrás lavado toda la ropa del bebé mucho antes de llevarlo a casa y eso es muy importante, pues la piel de los bebés es bastante delicada y suele responder fácilmente a cualquier «agresión».   Si prestas atención notarás que si les coges al bebé desnudo quedan marcados nuestros dedos durante un rato.  Para evitar posibles reacciones, es recomendable lavar la ropa del bebé por separado, asegurarnos de que se secan bien y de ser posible no utilizar suavizante no recomendados, pues provoca muchas reacciones alérgicas en la piel (granitos, enrojecimiento, etc.). Conviene hacer lo mismo con sus sábanas y mantitas y con las nuestras si el niño acaba en nuestra cama o duerme alguna siesta en ella.

  1. La costra láctea

Es muy común en los bebés, la costra láctea es la costra que les sale a los lactantes. Por eso se le llama así (no necesariamente que tome leche materna).  Es un problema estético, una dermatitis seborreica que no produce ningún síntoma y que, como tal, solo se retira si se quiere (a menos que haya signos de infección).  De querer retirarla, lo que se suele recomendar es utilizar aceite de oliva, de almendras o de bebé, aplicándolo en la cabeza durante un rato. Ese masaje con aceite reblandece las costras y así, media hora después, saltan al bañarle y pasarle una esponja por la cabeza. Se hace despacio, con cariño, y sin esperar que caiga todo en un día (caen unas pocas cada vez que se hace).  Si tienes dudas al respecto, consúltalo con el médico.

 

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