Se acabó la licencia tan pronto que mi bebé solo tiene dos meses; por este tiempo me he esforzado para que su único alimento sea leche materna y ahora regreso al trabajo y tengo mil preguntas sobre qué y cómo hacer, cuál será el mejor alimento, en fin.

Pues respondiendo de adelante para atrás, la leche materna continúa siendo hoy en el siglo XXI y pese a todos los avances científicos el mejor alimento para nuestro bebé y el único para el que está preparado.  Felicidades por haber tomado esa sabía decisión y aceptar el reto de cumplirlo. Pero ahora que llegó el momento de regresar al trabajo y que, según la legislación panameña, podemos estar dejando en casa a un bebé de tan sólo 8 semanas de vida, podemos seguir haciéndolo bien; sólo implica un poco de programación y de recordar siempre que se vive un día a la vez.

Lo primero que debemos saber, es que la producción de leche humana es cónsona con el crecimiento y necesidades de nuestro bebé hasta el cuarto a sexto mes de vida, en donde sus necesidades serán complementadas con alimentos que poco a poco el Pediatra irá introduciendo.  Además, la leche materna puede ser extraída con la ayuda de ordeñadores y almacenada en una gran variedad de envases que encontraremos en el mercado. Este gran alimento tiene la capacidad de poder ser guardado, almacenado, enfriado, congelado y recalentado e incluso ingerido luego de varios meses. Y es esta la herramienta que podemos utilizar.  Una vez extraída la leche materna puede ser almacenada en envases, algunos tipos de biberones con tapas o bolsas, a temperatura ambiente y podría durar incluso hasta 12 horas en lugares de climas o fríos o de noche o cuando el día está bien fresco, sin embargo, la recomendación en nuestro país sería entre 6 a 8 horas.

Si la leche es almacenada en la refrigeradora recibiríamos la ventaja de poder contar con ella hasta por 7 días. Y tal vez lo que más pueda sorprendernos, es que si la llevamos al congelador duraría de forma segura 3 meses. Si podemos enfriarla o congelarla y luego llevarla nuevamente a una temperatura agradable para nuestro bebé sin que se altere su composición.  Podríamos llevar el control de cada qué tiempo nuestro hijo o hija come y sacar la bolsas o botella y dejarla que poco a poco alcancen la temperatura ambiente, como es un alimento líquido tiene la capacidad de descongelarse rápidamente, o sea que en cuestión de una a dos horas estaría líquida nuevamente.

Sin embargo, si queremos hacerlo rápido o que esté algo tibia puede ser colocado el envase en el que la tenemos a baño María o en un calentador de leche humana, que son réplicas de baño maría, siempre teniendo cuidado en que no se sobrecaliente y ocurra un accidente con el bebé.

Teniendo estos conocimientos de antemano, podríamos aprovechar las 8 semanas que estamos en casa, para ir preparando un banco de leche; ya que, al llegar a una buena producción, muchas veces nos manchamos o chorreamos o se pierde leche mientras el bebé está dormido o no tiene hambre. Si durante este tiempo nos organizamos y ordeñamos vamos poco a poco almacenando leche y no debemos tener miedo a que cuando el bebé despierte no habrá leche para él; recuerden que él o ella son el estímulo para la producción y siempre encontraran.

Una vez llega el momento de volver, dejamos a la persona encargada de cuidarlos las bolsa o biberones que utilizará durante las horas que estemos a fuera. Pero el trabajo no termina ahí, porque debemos continuar estimulando la producción y rellenando el banco de leche. Entonces, haremos uso del derecho que como mujeres nos otorga la legislación Panameña de nuestra hora de lactancia. Mi recomendación es fraccionar esa hora y parte de la hora de almuerzo para que logremos ordeñarnos por lo menos cada 3 horas por 20 minutos. Esta leche podemos guardarla en la refrigeradora en la oficina o en un «cooler¨ que nos permita transportarla de vuelta a casa. Y ya que esta fue sometida ya a cambios de temperatura tratemos de que se use inmediatamente al día siguiente.

Una vez de vuelta en casa le daremos a nuestro pequeño tesoro, directamente del pecho materno para que ellos gocen de nuestro amor, seguridad y apego; pero que también continúen la estimulación y podamos llevar la lactancia lo más prolongado que podamos.

De esta manera la alimentación de nuestro bebé seguirá siendo segura y sobre todo el mejor regalo de vida que podemos ofrecerle.

 

Pediatra Dra. Ilinichna Alzamora