Ya en la recta final debemos evaluar nuevamente la hemoglobina de la mamá para garantizar un adecuado aporte para el bebé y para la madre al momento del parto.

Repetiremos un examen de orina para descartar infecciones que puedan desencadenar una labor de parto prematura.

Durante el embarazo se afecta la manera en la cual el cuerpo de la madre procesa el azúcar y más hacia el final del mismo, es por eso que esta etapa la madre puede desarrollar diabetes gestacional (del embarazo) y debemos evaluarlo mediante un examen especial  llamado curva de tolerancia oral a la glucosa, en el cual se le tomarán 3 muestras de sangre a la madre para evaluar la glucosa, una en ayuno, luego de le da a tomar una bebida que contiene una cantidad específica de azúcar, luego de transcurrida 1h de la toma de esta bebida se toma otra muestra de glucosa sanguínea y otra a las 2h de la toma. Si alguno de los 3 valores llegase a salir alterado realizaremos el diagnóstico de diabetes gestacional y se debe hacer ajustes en la alimentación y actividad física de la madre o valorar la necesidad de iniciar medicamentos.

Al igual que en el primer trimestre, en caso de la madre presentar alguna enfermedad previa al embarazo, debemos evaluar la necesidad de agregar exámenes complementarios que nos hablen del adecuado control de las mismas ya que a veces van a requerir alguna intervención adicional cerca del momento del nacimiento.

Debemos prepararnos para el paro, es importante conocer el peso del bebé y la posición del mismo (si ya está de cabeza para el parto vaginal), la cantidad de líquido amniótico, la localización y características de la placenta; todo lo anterior lo realizaremos por medio de un ultrasonido de crecimiento; para el momento del nacimiento también debemos conocer si existe la presencia de una bacteria en el área vaginal y perianal de la madre, el Streptococcus agalactiae o estreptococo del grupo B (GBS), la cual puede encontrarse ahí de manera muy frecuente, sin embargo es importante conocer si la misma se encuentra para el momento del parto ya que pudiese causar infecciones respiratorias severas en el recién nacido de no conocerse su presencia y no recibir tratamiento oportuno, su detección se realiza mediante un examen muy sencillo de cultivo, el cual consiste en tomar una muestra del área vaginal y perianal materna con un hisopo (Q-tip) para evaluar si hay o no crecimiento de dicha bacteria y así dar tratamiento previo al nacimiento.

Por último, iniciaremos la monitorización del bienestar del bebé mediante los monitoreos fetales o pruebas de “no estrés” en donde se evalúa por 20 minutos la actividad cardiaca del bebé. Podemos iniciar con estas pruebas entre las 32-34 semanas, o antes de ser un embarazo de alto riesgo y se realizarán semanalmente, en conjunto con la evaluación de sus movimientos y líquido amniótico evaluado mediante ultrasonido, lo que conocemos en conjunto como perfil biofísico.

 

Dra. Gretel Palacios-Ginecóloga Obstetra
Tserotas Clinic