Muchas embarazadas ganan más peso del recomendado durante el embarazo.  A pesar de que los médicos recomiendan, en términos generales, engordar entre 9 o 12 kilos durante el embarazo, la realidad es que muchas mujeres adquieren más peso del razonable, especialmente aquellas que ya sufrían sobrepeso antes de quedar encinta.

Riesgos de engordar de más para la madre:

  1. Aumento de riesgo de diabetes gestacional.La diabetes gestacional se produce cuando las hormonas durante el embarazo bloquean la acción de la insulina y como consecuencia de ello aumenta el nivel de azúcar en sangre. Entre los factores que predeterminan el desarrollo de esta patología están la edad avanzada de la madre, el sobrepeso, la vida sedentaria o el historial de diabetes familiar. Las mujeres que padecen diabetes gestacional tienden a tener bebés muy grandes al nacer (de más de 4 kg). Esto puede aumentar considerablemente el riesgo de complicaciones en el momento del parto haciendo necesaria, en la mayoría de los casos, la práctica de una cesárea. Además una tercera parte de las mujeres que sufren diabetes en el embarazo, desarrolla diabetes tipo 2 después de haber dado a luz.
  2. Incremento de riesgo de hipertensión gravídica o preeclampsia. La ganancia de peso en el embarazo se ha asociado a trastornos hipertensivosLas mujeres con sobrepeso u obesidad tienen la tensión arterial más alta y sufren con más frecuencia preeclampsia. Las consecuencias de ésta pueden ser muy serias, llegando incluso a provocar la muerte de la madre o del feto. Mantener el peso dentro de los límites adecuados puede proteger frente a la aparición de esta patología en el embarazo.
  3. Más complicaciones en el parto y probabilidad de cesárea. Aparte de lo comentado anteriormente, es indudable que tener peso de más dificulta el movimiento y fomenta ciertos hábitos nada saludables: una mayor tendencia al sedentarismo, ausencia de ejercicio, mala alimentación. Todo esto coloca a una mujer embarazada con sobrepeso ante el riesgo de importantes alteraciones (diabetes gestacional, varices, edemas…) y afecciones del suelo pélvico (incontinencia urinaria o fecal, disfunción sexual, prolapsos). Al mismo tiempo favorecen los problemas en el trabajo del parto. Una mujer gorda tendrá menos energía, menos movilidad, y en general estará en peor forma para realizar los pujos. Con lo que el parto se alargará y habrá más posibilidad de sufrimiento fetal y por lo tanto de que el proceso termine con una cesárea.
  4. Retención del peso en el posparto y riesgo de obesidad posterior. Sin duda uno de peligros más habituales en las mujeres que adquieren un peso excesivo durante la gestación es la retención de esos kilos de más tras el parto, que resulta especialmente frecuente en aquellas que al comienzo del embarazo no estaban en su peso ideal. El problema de engordar en este periodo radica en la dificultad de volver a recuperar el peso anterior. La mitad de las mujeres conserva 5 kilos de más pasado el primer año de dar a luz. Pero obviando las consideraciones estéticas, lo preocupante de esto es la alta propensión de estas mujeres a padecer sobrepeso después (4 de cada 10 mujeres estadounidenses tienen sobrepeso tras la gestación o incluso obesidad, especialmente si tienen más embarazos, ya que los kilos retenidos entre estos se suman a los ganados en las nuevas gestaciones.

Riesgos en el bebé

  1. Mayor riesgo de anomalías fetales y del tubo neural.Según estudios la obesidad de la madre está relacionada con el aumento del riesgo de malformaciones y anomalías del tubo neural del feto.
  2. Retardo de crecimiento.Los bebés de madres con sobrepeso, y especialmente las que tienen obesidad, crecen más lentamente que los de una madre cuyo IMC está dentro de los límites recomendados. Se indica que el peso de la madre en el embarazo influye en el desarrollo posterior de los bebés, sobre todo al principio de su vida. Estos niños ganan menos masa grasa, fundamental para el crecimiento del cerebro.
  3. Incremento de la probabilidad de autismo. Estudios muestran la relación entre las condiciones metabólicas de la madre y el riesgo de desórdenes neurológicos en el niño. Las mujeres con obesidad tenían un 67% más de posibilidades de tener un hijo con autismo, en comparación con las mujeres participantes con peso normal o que no tenían ni diabetes ni hipertensión. Asimismo las primeras tienen el doble de probabilidad de que su hijo tenga otros trastornos de desarrollo como habilidades comunicativas deficientes, baja comprensión del lenguaje, falta de atención, etc.

Editores PP