Es durante los seis primeros años de vida que los niños construyen los cimientos para ser lectores competentes, por lo que los especialistas recomiendan que los bebés tengan contacto con los libros desde bien pronto. 

Se ha demostrado que promocionar el hábito de la lectura desde edades tempranas influye no sólo en la capacidad lectora sino en el desarrollo integral del niño o niña.  Ya que desde que nacen, el contacto con los libros promueve la denominada «lectura emergente», en varias fases.

Antes de los 2 años la lectura emergente significa la toma de contacto con el texto impreso, comenzando por diferenciar dibujos y objetos, conocer que ambos se relacionan entre sí, y más adelante empezar a conocer la estructura de las historias narradas, que contienen principio, desarrollo y final.  

A nivel cognitivo-emocional, la lectura emergente significa acercarse a otras realidades y, aunque muy ligada a los sentidos, es transmisora de emociones (a través de las voces, el tono, etc).  La lectura emergente es también acercarse y familiarizarse con un nuevo objeto lúdico que es el libro, para el cual se puede dedicar un momento mágico del día.  Ya a partir de los 2 años, el niño deja de ser pre lingüístico, por lo que esta lectura emergente se dirige ahora hacia el progreso del lenguaje y al enriquecimiento de su vocabulario.  Con ello se va formando los cimientos para el posterior desarrollo de la lectura.

Leer en voz alta a su hijo es una actividad compartida maravillosa que puede continuar durante años, y es un estímulo importante.

Leer en voz alta le enseña al bebé a comunicarse, introduce conceptos como los números, las letras, los colores y las formas de una manera divertida, desarrolla aptitudes de audición, memoria y vocabulario, les da a los bebés información sobre el mundo que los rodea.

Aunque parezca mentira, para cuando los bebés cumplen el primer año de vida ya han aprendido todos los sonidos necesarios para hablar su idioma nativo.  Cuantas más historias le lea al bebé, más expuesto estará a más palabras y mayor facilidad tendrá para hablar.

Escuchar palabras ayuda a formar una gran red de palabras en el cerebro del bebé.  Al llegar a los dos años, los niños cuyos padres les hablan o leen con frecuencia saben más palabras que los niños a los cuales no se les ha leído.  Los niños a los cuales se les lee durante los primeros años de vida tienen más posibilidades de aprender a leer en el momento adecuado.

Cuando lee, su hijo escucha cómo usted utiliza diferentes emociones y sonidos para expresarse, lo cual fomenta el desarrollo emocional y social del niño.  La lectura también invita a su hijo a mirar, señalar, tocar y responder preguntas; lo cual promueve el desarrollo social y las aptitudes de razonamiento. Y su bebé mejora las aptitudes del idioma imitando sonidos, reconociendo dibujos y aprendiendo palabas.

Pero la razón más importante para leerle en voz alta a tu hijo es establecer una conexión entre las cosas que tu bebé más quiere: tu voz (y estar cerca tuyo) y los libros.  Pasar tiempo leyéndole a tu bebé demuestra que la lectura es una aptitud que vale la pena aprender. Y si a los bebés y los niños se les lee con alegría, entusiasmo y creando un vínculo especial, comienzan a asociar los libros con la felicidad y se comienza a crear un amor por la lectura.

Editores PP