Aunque no lo creas pueden haber cosas en el medio ambiente y/o a tu alrededor que puede causar ansiedad en tu pequeño, cada niño es diferente por lo que no todos reaccionarán de la misma forma ni les afectará algo de la misma forma.
Los sonidos elevados o fuertes: si el sonido de la licuadora, secadora, máquina para cortar el césped u otro aparato pone nervioso a tu bebé, déjala tocarlo, siempre y cuando no esté en funcionamiento y que ella quiera acercarse. No lo obligues ya que eso sólo incrementará la aversión al aparato en cuestión.

El Baño: ya sea que le moleste que le caiga jabón o champú en los ojos, la sensación de ahogamiento cuando está bajo el chorro de agua en la regadera, miedo al drenaje de agua o a caerse en el suelo, la hora del baño puede provocar resistencia de tu pequeño. Cuando hayas identificado su miedo o molestia, sé proactiva en demostrarle que no hay nada que temer y que bañarse es divertido. Si le molestan los ojos, asegúrate que estés usando productos suaves para bebés. Puedes cambiar de un jabón en barra a líquido con una esponjita, lavarle el cabello un día sí, un día no, dejarla bañar a una muñeca primero o bañarte con ella. Si le tiene miedo al desagüe puedes usar una linterna para demostrarle que lo único que pasa por allí es agua.

Animales: aún si tienes mascotas en casa, es posible que tu bebé desarrolle miedo a otros animales. Si lo vemos desde su perspectiva, toparse con un perro grande sería el equivalente de estar cara a cara con un oso. Por eso es importante no infundir más miedo obligándola a tocarlo o acercarse. En su lugar, puedes comprarle libros o peluches con los animales que le tiene miedo para comenzar a verlos de otra manera. Sobre todo, enséñale a tu bebé que nunca debe tocar un animal o mascota sin el permiso de su dueño. Aún los perros más amigables son capaces de morder, rasguñar si se siente amenazado o provocado.

Editores PP