Lo ponemos de número uno porque es prácticamente lo primero que tendrás en mente a la hora de cambiarle el pañal, bañarlo, cambiarlo de ropa, etc. Y nunca falta la típica leyenda urbana de la maternidad: la prima de la amiga de la tía le jaló el cordón muy duro sin querer y el bebé casi se desangra.
Sí, créenos que puede dar miedito al principio y debes pensar, “yo no puedo manipular el cordón como lo hacen las enfermeras o el pediatra”. Primero, tenlo por seguro que sí lo puedes hacer y que por el respeto y miedito que le tienes es difícil que lo puedas lastimar ya que vas a procurar tener sumo cuidado al limpiar/curarlo.
¿Cómo lo haces?
Es importante que sigas las recomendaciones de tu médico antes de salir del hospital, a la mayoría se nos recomienda limpiar el cordón con alcohol al 70% y algodón. La idea es levantar un poco el cordón y limpiar el área alrededor entre 3 y 6 veces al día. Agarras un trozo o una bolita de algodón, lo mojas en el alcohol de 70%. Luego, levantas un poco el cordón hasta que ver carnecita viva y limpias alrededor buscando sacar los pedacitos secos del cordón que se van desprendiendo. De este modo el cordón se va secando y eventualmente se cae. Este proceso puede durar entre 7 y 21 días.
Mientras el cordón de tu bebé se caiga procura que el pañal no lo roce. (La mayoría de los pañales desechables para recién nacidos ya vienen con un corte por delante para “chifear” el área del ombligo. Si usas pañales regulares o de tela puedes doblarlos para que no roce con el ombligo.) Además, es importante procurar no ponerle ropita que pueda ponerle presión al área umbilical.