Cuando estamos acostumbrados a que nuestro bebé esté un rato sentado o tumbado, jugando con algo o explorando su entorno más cercano nos damos cuenta, de repente, que se empieza a desplazar.

Así de simple, ellos mismos empiezan a gatear un buen día y el ambiente en el que vivía se transforma en un piso entero con sus peligros y riesgos. Es por eso que debemos tener algunas precauciones cuando empiezan a gatear.

El objetivo es ofrecer al bebé un entorno seguro que le ofrezca un cierto grado de libertad de movimientos y de exploración. Para ello deberemos, probablemente, acondicionar nuestra casa sin volvernos locos teniendo en cuenta lo siguiente: 

  • Tapar los enchufes: hay diversas soluciones tanto para los enchufes independientes como para las típicas regletas de enchufe. Algunas sirven para tapar el enchufe, otras dan la posibilidad de utilizar el enchufe realizando un giro que lo desbloquea y otras recogen los cables para evitar tirones, mordiscos, etc.
  • Proteger las esquinas: todas aquellas esquinas susceptibles de representar un riesgo para el bebé también deberían protegerse (algunos zócalos, mesas bajitas, cajones cerca de la zona de juego).
  • Mantener fuera de su alcance los productos de limpieza: guardar los productos de limpieza y todo lo que pueda ser tóxico para los bebés en algún armario al que no pueda acceder.
  • Evitar posibles «escaleras»: a menudo sin darnos cuenta el mobiliario, las plantas o algunas cosas que ponemos cerca de los muebles hacen de falsa escalera que les ayuda a ir trepando. 

Los niños a veces llegan ahí donde nuestra cabeza no llegó y muchas veces las soluciones se llevan a cabo cuando el problema ya se ha dado.  No significa que tengas que remodelar toda la casa, con tomar algunas medidas de precaución será más que suficiente.

Editores PP