Su segundo cumpleaños es el inicio de una etapa de valiosas lecciones que determinarán su conducta futura.  Esta etapa se caracteriza por la adquisición de nuevas habilidades acompañadas de una apremiante necesidad de independencia, berrinches y cambios de conducta.   No debes preocuparte, es muy normal, con un poco de paciencia y mucho amor podrás manejar cualquier situación que se te presente.

Tu hijo se empeña en manifestar sus preferencias y tomar sus propias decisiones para reafirmar su personalidad y demostrar que tiene control sobre su entorno. El problema es que los límites propios de su edad no se lo permiten y por lo tanto se frustra.  Compréndelo, aún no le queda claro por qué no puede hacer lo que tú, su papá o hermanos mayores realizan con tanta facilidad.  

No se comporta mal para desafiarte, sino para autoafirmarse como un ser autónomo y no como una extensión tuya, por eso tiene diferentes comportamientos como:  

  •  Tiende a decir ‘no’
  • Quiere todo de inmediato
  • Manifiesta sus necesidades de manera agresiva
  • Rechaza ayuda para caminar o comer
  • Está más inquieto o inquieta
  • Llora cuando menos lo esperas
  • Hace justo aquello que sabe que está prohibido
  • Desafía a la autoridad
  • Es posesivo con sus juguetes
  • Golpea, muerde o avienta cosas cuando se desespera
  • Ya no quiere lo que antes le agradaba

Recuerda que son expresiones naturales y saludables para alcanzar su independencia. Trabaja en equipo con tu pareja y establezcan los mismos límites para no mandarle un doble mensaje.

Permite que tome decisiones como seleccionar su playera, juguetes, qué fruta comerá, etc. Se flexible ante sus gustos y aversiones.  No te anticipes a sus deseos. Espera a que los exprese, así practicará el habla y se sentirá más independiente.

Sugiere actividades alternas cuando no pueda o deba hacer algo.  Quita de su alcance objetos que vas a prohibirle tocar ya sea porque son peligrosos o frágiles. Si ya los descubrió, distrae su interés hacia otro lado.

Enséñale nociones de autocontrol.  No te desesperes ni enojes, por el contrario muéstrate empática para que eleves su comprensión emocional y mejore su sociabilidad, elimina el castigo físico, que con frecuencia es ineficaz y lo vuelve más temperamental.  Contesta a sus preguntas de manera clara y entendible.  Dialoga y aclara sus dudas o peticiones para que comprenda tus razones.  No olvides que es un niño y no un adulto pequeño, no esperes que esté quieto pues quiere disfrutar su recién estrenada coordinación,  más bien aliéntalo a que corra, brinque y juegue.   Mantén una atmosfera familiar positiva.  Eviten pelear y gritar frente a él ¡Está tomando conciencia de que un mundo le rodea y desea explorarlo!

Editores PP