La sensación de que se aproxima el trabajo de parto la tienen todas las mujeres a su manera. Muchas embarazadas no logran reconocer los síntomas y señales de que ya han entrado en labor de parto hasta que no sienten los dolores, pero es cierto que hay algunas señales que se dan inclusive desde días previos al día de parto.

Una señal evidente de que está empezando o ha empezado el trabajo de parto es que el cuello uterino se dilata. Pero, aunque no es lo común, hay mujeres que pueden presentar una dilatación notable y no se ponen de parto inmediatamente.

Las contracciones son otro indicativo: cuando el útero se contrae, se endurece el abdomen; el músculo uterino se relaja cuando acaba la contracción. De esta forma, el bebé se va desplazando poco a poco por el canal del parto. También es cierto que no todas las contracciones indican que el nacimiento del bebé sea inminente. Hay que identificar las que realmente colaboran en el trabajo de parto.

Existen unas señales previas que pueden manifestarse semanas antes o en el día del parto:
Sensación de que la cabeza del bebé está aún más descendida. El feto, encajado en la parte baja de la pelvis, da un pequeño respiro a la madre, que ahora cuenta con más facilidad para respirar y digerir alimentos. Puede suceder varias semanas antes de alumbramiento o sólo unas horas antes de que comience el trabajo de parto.

Aumento de las secreciones vaginales, que pueden ser transparentes, rosadas o con ciertas estrías de sangre. Se trata del desprendimiento del tapón mucoso, que se ha ido acumulando en el cuello uterino durante el embarazo: sale a través de la vagina. Este proceso también puede producirse unos días antes, pocas horas antes del alumbramiento o durante el mismo.

Secreción de líquido a través de la vagina que gotea o sale de un golpe. Lo más probable es que se hayan roto las membranas que rodean al bebé, lo que se conoce como romper aguas o rompimiento de fuente. El líquido amniótico suele salir unas horas antes del parto, pero muchas mujeres rompen la bolsa en el momento de dar a luz.

Dolor de espalda, fuertes dolores de menstruación y contracciones. Las contracciones aumentan al comenzar el trabajo de parto. Son dolorosas porque su misión es abrir el cuello uterino para que el bebé acabe su desplazamiento hacia el exterior. Estas señales marcan inequívocamente el comienzo del trabajo de parto.

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