Hay muchas posibilidades de que apuntes a tu hijo a un curso de natación muy ilusionado pero, a la hora de verdad, cuando le toque meterse en el agua, puede que le entre el miedo y no pare de llorar. Día tras día, cuando toque ir a clase, se repetirá la misma escena: llantos, quejas, ruegos, súplicas.  En ese momento te plantearas qué debes hacer: ¿obligarle o dejarle que abandone?

Por una parte, si le permites dejar las clases de natación es posible que se acentúe su miedo al agua, además de darle una lección equivocada al permitirle abandonar ante el primer conflicto, en lugar de intentar superar sus miedos.

Por otra, hay que tener en cuenta que aún es un bebé, incapaz de exteriorizar sus sentimientos como los adultos y de afrontarlos, por lo que es muy probable que obligándole solo consigas el efecto contrario al deseado.

La decisión depende de ti y de tu niño, de los motivos por los que no quiere ir a clase, de si siente verdadero miedo a bañarse o solo le da miedo porque es algo nuevo para él.

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