La clave para poder amar a las demás personas es, primero de todo querernos a nosotros mismos.
Es muy difícil ofrecer a los demás lo que a nosotros nos hace falta: si no somos capaces de sentir amor por nosotros mismos, es imposible tener relaciones de pareja sanas.
Debemos darnos la oportunidad de sacar la mejor versión de cada uno, descubrir el potencial que tenemos a todos los niveles: afectivo, romántico, espiritual. También ser honestos con nosotros y con los demás, y comprometernos con la vida y el bienestar propio y ajeno.
Algunos puntos claves en este proceso:
Plantea con optimismo el presente para construir tu futuro: Aspirar a mejorar en la vida es un proyecto importante, pero no debe llevarnos a la ansiedad y a menospreciar cómo somos actualmente. Debemos aprender a romper con las creencias falsas que condicionan nuestro presente y nuestro futuro, además de perdernos cosas valiosas de nuestra vida actual y de nuestra personalidad.
Atrévete a ser tú mismo y a mostrarte tal como eres: Debemos aprender a mostrarnos tal cual somos en los distintos ámbitos en que nos movemos. Afrontar la realidad, con sus obstáculos y dificultades, siendo conscientes de nuestro potencial podemos conectar mejor con las personas y enfocarnos hacia nuestros objetivos personales.
Queriéndonos a nosotros mismos podremos ser capaces de amar a los demás: Querernos nos va aportar una mayor capacidad para amar a otras personas. Cuando cuidamos nuestro bienestar psicológico, estamos labrando una larga lista de buenos hábitos y actitudes que afectan positivamente a cómo nos enfrentamos al mundo. Desde una buena base de autorrespeto estamos en sintonía con las demás personas que también se quieren a sí mismas, y podemos entablar relaciones saludables que nos permiten relacionarnos desde la sinceridad y poder crecer y madurar juntos.
Abramos nuestra mentalidad y tomemos las riendas de nuestra vida: Esto es abrirse y liberarse de ciertos condicionamientos y expectativas que otros han depositado en nosotros. Debemos tratar de superar las ataduras, comprender que solo están en nuestra mente y empezar a conectar con personas o aficiones que no nos habíamos dado la oportunidad de conocer.
Aceptarnos es también conocer nuestros límites: Nadie es perfecto, para quererse a uno mismo no es necesario tener aspiraciones y ambiciones irreales, sino más bien luchar día a día por mejorar en lo posible, pero dentro de nuestras posibilidades y en una medida racional. Habrá cosas de la vida que nos gustarán más o menos, y por tanto hay que saber escoger las que nos hacen felices y profundizar en ellas.
Quejarnos menos y disfrutar más: Debemos hacernos responsables de nuestras acciones, sin victimizarnos ni lamentarnos. Vivir el hoy y el ahora.
Desarrollemos nuestro potencial: Una de las claves para desarrollarnos como personas es realizarnos en base a actividades que nos supongan un reto divertido y apasionante. Tenemos que dejar fluir nuestra creatividad e ingenio para ser conscientes del gran potencial que atesoramos.
Arriesguémonos a vivir experiencias únicas: Ver pasar los días sin salir de la rutina es una de las maneras de tener una autoestima baja. Hay que aprender a arriesgar, sea en el plano sentimental, laboral, o en cualquier otro. Arriesgar implica liberarse de muchos temores que acarreamos. Este punto es imprescindible para que nuestra fuerza interior despierte de una vez por todas.
Lo más maravilloso de querernos a nosotros mismos es que nos volvemos personas más sanas y equilibradas y también lo serán las relaciones de pareja, con amigos y familiares. Cuando nos amamos somos más felices, y hacemos más felices a los demás.