La paternidad es la condición de padre para el hombre, como la maternidad es la condición de madre para la mujer. Realmente la paternidad va más allá del aspecto biológico, y aunque parece no ser tan palpable como lo es para la madre, ese vínculo de amor nace en el corazón desde el primer día, aunque la experiencia pueda ser diferente para el padre que para la madre.  Reconocer la paternidad de un ser, implica responsabilizarse por este niño o niña de manera emocional como económica.

El vínculo entre madres e hijos comienza desde que el bebé se encuentra en el vientre de su mamá, hasta el momento del parto. Y si bien es uno de los vínculos más importantes para el bebé, también lo es el vínculo que tendrá con su papá.

¿De qué manera se forman los lazos con los hijos siendo padre?

El padre enfrenta una nueva realidad, la relación entre madre e hijo suele ser el centro de atención, pero la participación del papá sigue siendo primordial.  El vínculo que se crea entre un padre y su hijo no llega de forma tan natural como ocurre con la madre.  Esta relación se construye con la presencia constante en la vida del hijo.  El trabajo se inicia desde el embarazo.   Se ha demostrado que los bebés pueden sentir y escuchar lo que ocurre a su alrededor cuando están en el vientre materno, por lo que, si los padres también les hablan, les cantan o les cuentan historias, los niños podrán familiarizarse con su tono de voz y reconocerlos.  Estos momentos no se deben subestimar, pues es cuando se comienza a formar los lazos entre el padre y su hijo.

El padre puede fortalecer el vínculo afectivo con su hijo al igual que la madre, cuando sostiene al bebé en sus brazos, lo contempla, lo acaricia y abraza, ese contacto corporal y expresiones de afecto no tienen precio.

Pensamos que puede ser una tarea dura para el padre, y si bien reconocemos los retos que conlleva crear este vínculo, al final todo se traduce en el amor que desde el primer día le hacemos sentir al bebé, la presencia en toda y cada una de sus etapas cuando va creciendo, la interacción de padre e hijo, que además de fortalecer esa relación favorece su desarrollo cognitivo y su inteligencia emocional.

Depresión post parto en papas

Estudios indican desde hace algunos años que es posible que los padres también sufran depresión tras el nacimiento de los hijos, y que hay un gran porcentaje de padres que padece depresión postparto; sin embargo, aquellos padres que se involucran de lleno en la crianza de sus hijos tienen menores probabilidades de padecerlo, ya que pueden sentirse más competentes como papás y estar más satisfechos con su papel con el transcurso del tiempo.

Crianza

Es recomendable que los papás pasen tiempo con sus hijos porque su manera de tratarlos es diferente a la de las mamás.  Se habla de los beneficios que tienen los juegos de contacto físico entre papá e hijos durante los primeros tres años de vida.  Ayudan a mejorar el control de las emociones.

Antes la crianza y cuidados solía recaer en las madres; sin embargo, la relación entre padres e hijos ha ido evolucionando, ahora se reconoce aún más la importancia del rol de los padres en esta tarea y en muchas otras cosas.  Por situaciones circunstanciales hay padres que tienen que criar solos a sus hijos y lo hacen de forma muy asertiva.

La voz y la presencia del padre es de suma importancia: da confianza en el porvenir, establece los límites de la conducta del niño y cierra el círculo del amor que debe rodear al niño.

Los papas proporcionan un elemento único y esencial en la crianza del hijo e influyen de forma poderosa en la salud emocional.  Por ejemplo, una madre le dice: «con cuidado», y el padre le dice «uno más», al estimular al pequeño a subir otro peldaño para que llegue a la meta.

Ambos roles padre y madre son importantes en el desarrollo y crianza de un niño guiándolo en el camino de la vida.

Anécdota:

La famosa psicologa Pilar Sordo contaba una anécdota que le dijjo un joven en una sesión.  Cuando el estaba pequeño, su papá  llegaba tarde, por lo general casi todas las noches de la semana por trabajo.  El  decía que cuándo llegaba de noche cansado a su casa, lo primero que hacia era ir a su cuarto para mirarlo, arroparlo y darle un beso de buenas noches aunque el estuviese dormido.  Siempre le hacia un nudo en la sabana para que él lo pudiera ver cuando despertara.  Ya de adulto comentaba como es que nunca sintió la falta de su padre en esas noches porque al otro día el hecho de encontrar el nudito en la almohada le confirmaba que su papá había pensado en él, había estado con él y lo habia arropado.  Esta anécdota es para demostrar que cuando las circunstancias de la vida nos quitan tiempo y espacio para compartir con nuestros hijos también vale ser creativos y buscar recursos que nos ayuden quitar los obstáculo y estar presente de alguna manera.

 

Editores PP